lunes, 8 de junio de 2009

Cultura clásica

En la Grecia clásica no reciben el nombre de filósofos a los que se dicen sabios sino a los que, parten del Solo sé que no sé nada y se autodenominan ´´amantes de la sabiduría´´ para buscar una verdad no recogida del mito sino basada en el ejercicio de la razón (logos) y en la exposición a los demás (el contraste de la razón propia con la razón ajena).

El contexto surge en la Atenas de mediados del siglo V a. C., durante el prolongado mandato del arconte Pericles. Originada por el ambiente sociopolítico (esclavismo, democracia), simultáneamente al Teatro y al Arte clásico, se da la partida de nacimiento a la Filosofía, o más bien de la actitud filosófica. La institucionalización del filósofo y su incómoda función social (diferenciada tanto de la del pedagogo como de la del demagogo) comienza tras la condena y suicidio legal de Sócrates, con la Academia de Platón, y continuará con Aristóteles (cada uno de ellos discípulo del anterior).

El pensamiento griego anterior, con autores fundamentalmente procedentes no de la Grecia europea, sino de la asiática Jonia (Parménides, Heráclito, Protágoras...) que suelen recibir el nombre de filosófos presocráticos, era en su momento ya claramente distinto de los pensamientos llamados prefilosóficos de las civilizaciones de Egipto y Oriente Medio.

Los factores responsables de estas diferencias, además del esclavismo y la democracia ya citadas, pueden considerarse desde la geografía (que empuja a la polis griega al mar, al comercio y al contacto con lo diferente), la atomización política (con ausencia de un poder único anulador de las diferencias al que los griegos se habían resistido eficazmente en las Guerras Médicas), y el antropocentrismo de su cultura, que convertía a la griega en la sociedad más secular y menos proclive al providencialismo de la Antigüedad.

Por lo dicho, cabe ubicar el surgimiento del filósofo griego, dentro de lo que en la historiografía occidental se ha denominado "milagro griego", y que puede ubicarse en los siglos VI o V antes de Cristo. Hoy nos desconcierta que un arquetipo humano tan típico como el filósofo, y tan esencial al hombre entero, haya surgido con precisión en esta cultura y no en otras, simultáneas o precedentes, en toda su pureza. Porque el "asombro" o la "admiración"-como origen de la filosofía ya en Platón y Aristóteles-, no son temples "históricamente condicionados", sino de la humanidad en tanto tal y en sentido lato. No de otra manera, debemos entender el "pasmo" metafísico, que arrastra al hombre prehistórico de modo generalizado, a la creación de actitudes definidamente religiosas desde los primitivos orígenes.

La caracterización que en Grecia se ha hecho del filósofo ha de ser paradigmática en lo sucesivo. Se trata de un hombre no movido por actitudes pragmáticas o utilitarias, perseguidor del saber por el saber mismo, sin otro designio ulterior. Y no se habla aquí de una sabiduría amarrada a lo concreto, sino de la que es accionada por un apetito de generalidad con enfoque unitario. Por otro lado, es un saber insaciable, con el deseo manifiesto de no cejar en la persecución indagatoria de los últimos fundamentos. El preguntar es por esto, en principio, ilimitado e incesante, y enteramente desprovisto de la fácil apelación a presupuestos que inhiban nuevos interrogantes. Al mismo tiempo, y como corolario de lo dicho, en el filósofo siempre se encuentra enhiesta una definida actitud "crítica", o de duda, para el propio pensar o para el ajeno, ya sea del presente o del pasado.

Otro punto importante dentro de la cultura clásica es el teatro. Dejando sentado el origen religioso de las representaciones escénicas, que nunca ha faltado a través de los siglos, la consolidación del teatro está relacionada con el espíritu democrático de la Grecia clásica, que alcanzó su madurez en el siglo V a.C., a través básicamente de los dos grandes géneros dramáticos: la Tragedia (Esquilo, Sófocles y Eurípedes) y la Comedia (Aristófanes y Menandro).

El teatro romano es el desarrollado en Roma entre el siglo IV a.C. y siglo VI d.C. Sus principales géneros fueron la comedia de capa griega, la comedia romana y la tragedia.

En Grecia la literatura dramática comenzó en el siglo VI a.C. y la primera obra que se conoce sobre el teatro es "La Poética" de Aristóteles.

La tragedia comenzó a partir del ditirambo, esto es, himnos corales en honor del dios Dionisio que no solo alababan, si no que además contaban una historia. Thespis, el protagonista, hablaba y el coro le respondía. Estos festivales en honor a Dionisio incluían el Gran Dionisíaco de Atenas, en primavera; el Dionisíaco Rural, en invierno; y la Lanaea, tras el Rural. Se representaban también tres obras trágicas, una sátira, una farsa y una parodia sobre los dioses y sus mitos.

En Roma también comenzó por medio de festivales religiosos, pero estos acontecimientos se perdieron pronto, y el teatro se convirtió en un entretenimiento. Se representaban tragedias romanas y griegas, muchas de ellas basadas en mitos griegos y trataban de enfatizar lo sobrenatural, la violencia y la pasión obsesiva. Al final del siglo II d.C. el teatro fue sustituido por los espectáculos y entretenimientos populares.

La palabra tragedia, proviene de los vocablos TRAGOS= cabra y OD= canto, lo que viene a significar "canto del macho cabrío". Se cree que la tragedia fue creada en el siglo VI a.C. por el ateniense Esquilo y versaban sobre temas como la divinidad y las relaciones de los seres humanos con los dioses. Trataban el tema de leyendas heroicas y que con frecuencia utilizaban a los dioses para su oportuno final.

En el teatro Romano se trataba de la Fábula Crepidata o Coturnata, es decir, tragedia de asunto griego que se caracterizaba porque los actores usaban el coturno o bota alta característica de los actores trágicos. Y la Fábula Praetexta, era la tragedia cuyo tema se basaba en la leyenda o en la historia Romana.

En cuanto a la comedia, tenían por tema asuntos de la vida cotidiana y los desarrollaban de un modo bufo. Se dividía en dos grupos, la comedia media (400-336 a.C.) y la comedia nueva (336-250 a.C.). En la media la sátira personal y política se reemplaza por la parodia, la ridiculización de los mitos y la critica literaria y filosófica. En la comedia nueva, la sátira se sustituye por la comedia social, con tramas y personajes cotidianos y temas de amor romántico.

La comedia Romana se dividía en otros dos tipos: la Fábula Palliatae, que era una comedia latina de asunto griego y la Fábula Togata, que trataba sobre temas y personajes romanos. La Fábula Palliatae se inspira en la comedia nueva Ateniense, era una comedia de costumbres que reflejaba la vida privada de las clases acomodadas. En esta comedia burguesa la acción gira en torno a la vida y costumbres de tipos fijos: el esclavo avispado, el joven enamorado, soldados fanfarrones, cortesanas desenvueltas, doncellas honestas, etc. Las situaciones de la comedia eran atemporales y se podían adaptar a cualquier otro tiempo y lugar.

En lo que se refiere al lugar de representación, en sus comienzos, las obras se realizaban en un espacio abierto cerca del altar del dios en cuyo honor se celebraban las obras dramáticas. Poco a poco se fueron introduciendo asientos para los espectadores. Estos, tras un desplome en Atenas, dejaron de ser de madera y se convirtieron en sólidas gradas de tierra.

El teatro era un espectáculo que duraba todo el día y al que el público acudía con la comida y la bebida y mostraba su agrado o desagrado, aplaudiendo, silvando o pateando.

Una de las características más significativas del teatro grecorromano son las máscaras. Teniendo un origen religioso, se empezaron a utilizar en los ritos dionisiacos donde los personajes se embadurnaban el rostro con barro o azafrán. Las máscaras eran de tamaño superior a la cabeza del actor y se las colocaban en la cabeza como si fuesen cascos. El tamaño permitía ser más visible para el público y las bocas abiertas contenían un megáfono de latón para proyectar la voz y que se oyese desde cualquier punto del teatro. No sólo eran más visibles los actores sino que los agujeros para ver hacían que el que las llevase pudiese ver a grandes distancias. Los actores no podían ser mujeres y los papeles femeninos eran representados por hombres

La máscara tenía las características del personaje representado mediante rasgos tipificados y expresiones exageradas tanto en formas como en colores. Además indicaban la edad, sexo, estado de ánimo y rango del personaje. Poco a poco se iban haciendo cada vez más realistas y surgieron las variantes entre las tragedias y las comedias. En las tragedias las máscaras eran mucho más serenas y hermosas. Otra de las cualidades de las máscaras era que el actor podía realizar más de un personaje sin llegar a confundir al público.

Una de las partes más importantes del vestuario en el teatro de aquella época son los coturnos. Estos zapatos de madera que daban más altura al actor, además de hacer que este sobresaliese del coro, creaban una proporción de este con la máscara y hacia que viese mejor.

Entre los autores de la tragedia hay tres nombres que destacan por su influencia tanto en el pasado como ahora en escritores de teatro y esos son los griegos: Esquilo, Sófocles y Eurípides. Esquilo escribió obras como "Agamenón", "Eumérides" y "Prometeo". Su contemporáneo Sófocles tuvo obras de gran expectación como "Antígona", "Electro" o la aún representada habitualmente "Edipo Rey". Eurípides por su parte, dejo patente sus capacidades literarias en obras como "Medea", "Hipólito" y "Elena". Por otra parte, en Roma encontramos a Séneca con su "Medea", "Tiestes" y "Hércules furioso".

Una de las obras cómicas de gran éxito en la época clásica fue "Asinaria" de Plauto. Este es el más sobresaliente de los autores de comedias romanos, sus obras destacan por ser una dura crítica a la sociedad romana, es quizas por ello, que el publico ve reflejada en ellas a personajes y situaciones de su tiempo.

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